El hambre | Valencia Plaza


El hambre | Valencia Plaza

Play all audios:


Cuando conocí a este niño que os presento a continuación no podía dejar de cogerle la manita frágil y pequeña. Le costaba hasta respirar. Estaba con ayuda externa que le ayudaba a salir de


esa desnutrición extrema. Pesaba 8 kilos y tendría unos 4 años. Nunca supimos su edad. No hablaba, solo me miraba y me acompañaba allá donde iba de paseo por las inmediaciones del hospital


en Lamu. Siempre cogido de mi mano y con paso lento. Muy despacio. Se ahogaba si caminábamos más rápido. Tampoco teníamos prisa. Solo andábamos para no estar todo el tiempo sentados. No


íbamos a ningún lugar. Caminábamos con rumbo pero sin destino. Me encantaba estar con él. Recuerdo que tomaba unos sobres que le ayudaban a salir de esa desnutrición severa en que vivía.


Esos sobres milagrosos le estaban salvando la vida. Esos sobres junto a la atención médica y el amor que recibía en el hospital eran su medicina. Porque en ese hospital las carencias de todo


tipo se suplen con mucha atención profesional  y mucho amor. Es Hospital Pediátrico Pablo Horstmann de Anidan, en Lamu, Kenia. Niños y niñas que no son conscientes ni de tener hambre,


porque cuando uno llega a ese estado pierde la noción. O quizá nunca la tuvieron. Nunca supieron qué era eso de comer, estar alimentado y no pasar hambre. Niños y niñas que desde que nacen


pasan hambre. No conocen la vida sin hambre. Niños y niñas  cuyas vidas penden de un hilo. Y niños y niñas que aunque sobrevivan a esa desnutrición extrema siempre tendrán secuelas.   EL


LIBRO Uno de cada cinco hambrientos es un niño menor de cinco años y un chico menor de cinco años que no come suficiente habrá perdido su oportunidad para formar las neuronas necesarias y


nunca será lo que podría haber sido según aseguran varios estudios médicos. Pero aunque nos duela más en niños y niñas, hambre pasan hombres y mujeres también.  Otro dato. Las mujeres


representan el 60 por cien de los hambrientos. Sin palabras. Son datos que se desprenden del libro que Martín Caparrós ha presentado esta semana en Rambleta en una de sus Factorías


brillantes capitaneada por la periodista Mariola Cubells que desde que leyó el libro este verano no ha podido pasar página. Un libro que te absorbe y te adentra en una realidad que muchos


preferiríamos no haber conocido. Y en la que casi nunca nos adentramos.  Un libro que arroja más datos. El 11 por cien de los habitantes del mundo pasa hambre. Una de cada nueve personas en


el mundo pasa hambre. India es ahora mismo el décimo país más rico del mundo y el primero en número de desnutridos. Tiene 53 billonarios. El cuarto país del mundo en billonarios. Y 140.000


millonarios. Y 836 millones de indios que tienen hambre Se trata de una lacra que nos pilla lejos geográficamente hablando y que eso genera una cierta insensibilidad que asusta hacia el


horror. El horror que supone no saber si vas a comer. El horror del hambre. Cuando pasan muchos días sin comer, el hambre deja de doler...porque él hambre duele. Y es entonces cuando


empiezan las secuelas.  Llegados a este punto me atrevo a afirmar que sin salir de España nunca sabremos qué es él hambre hoy día.  Por mucha pobreza tengamos ahora en España nunca


llegaremos al nivel de pobreza extrema que supone el hambre pues tenemos un nivel de desarrollo donde esas estampas que genera el hambre ya no se dan. Y la memoria histórica a veces tiene


poco recorrido. Por eso podemos vivir sabiendo que hay personas que pasan hambre. Porque hacemos por no ver, no oír, no sentir. Y  por eso hemos criticado en más de alguna ocasión las


imágenes de la hambruna  que a veces interrumpen en las noticias mientras comemos. Nos indigna tener que ver esas imágenes mientras comemos, pero ¿ no nos indigna que esas imágenes estén


pasando?  Sobre todo cuando sabemos que el hambre tiene solución. Mi respeto para quienes trabajan en terreno para paliar el hambre aún sabiendo que  se trata de un problema político y


económico. Hoy día podemos afirmar que el hambre se podría solucionar si existiera la voluntad para ello. Los recursos existen, solo hay que hacer una  equilibrada distribución  de los


mismos. La semana que viene... Más