Estrategias para refrigerios para las personas con diabetes


Estrategias para refrigerios para las personas con diabetes

Play all audios:


GETTY IMAGES Facebook Twitter LinkedIn

Los refrigerios saludables pueden ayudar a mantener niveles normales de azúcar en sangre. GETTY IMAGES


A menudo se calumnia que comer refrigerios es un hábito poco saludable, pero puede tener una ventaja, particularmente si eres uno de los más de 37 millones de individuos en el país con


diabetes tipo 2.


Membresía de AARP: $15 por tu primer año cuando te inscribes en la renovación automática.


Obtén acceso inmediato a productos exclusivos para socios y cientos de descuentos, una segunda membresía gratis y una suscripción a AARP The Magazine. Únete a AARP


Para muchas personas, comer refrigerios puede prevenir comer de más en las comidas y mantener niveles de energía regulares durante el día, dice Erin Palinski-Wade, una dietista registrada y


autora de 2 Day Diabetes Diet. “Para los diabéticos en particular”, dice, “comer refrigerios puede ser una excelente manera de ayudar a controlar el apetito y distribuir los carbohidratos


durante el día. Comer frecuentemente también puede ayudar a prevenir las bajas de azúcar que ocurren cuando no has comido durante un largo período”.


La mayoría de las personas han experimentado algunos de los efectos de niveles inestables de azúcar: letargo repentino, cambios de estado de ánimo o hambre voraz. Las personas con diabetes


tipo 2 son más sensibles a estos efectos, así como a los riesgos a largo plazo, incluidos los problemas de la vista, el daño en los nervios, y las enfermedades cardíacas y renales.


Esto se debe a que el páncreas diabético no libera insulina, o al menos no la suficiente, para lidiar con los procesos que ocurren después de comer. Normalmente, el cuerpo descompone la


comida en glucosa, un azúcar y la fuente principal de energía de las células. La insulina ayuda a proporcionar esa energía a las células; sin esa hormona, o lo suficiente de ella, el azúcar


permanece en la sangre. Los niveles elevados crónicos de azúcar en la sangre pueden causar daños en los órganos y tejidos con el tiempo.