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Muchas personas piensan que el beneficio de ingreso que se recibe del Seguro Social proviene de una cuenta que ha creado el trabajador durante sus años de labor. Sin embargo, la pensión del

gobierno no funciona de esa manera.

El beneficio de jubilación del Seguro Social en Estados Unidos se considera un contrato entre dos generaciones: la primera generación es la que recibe los beneficios durante su retiro y la

segunda la que aún está trabajando para costear la jubilación de los más de 57.5 millones de personas actualmente jubiladas. Pese a que el impuesto que paga un empleado al Seguro Social no

se deposita directamente en su propia cuenta de pensión, el incentivo a contribuir a los cofres del Seguro Social consiste en que, a medida que pasa el tiempo, el trabajador recibe

“créditos” en el sistema basados en su ingreso actual. Estos créditos le permitirán recibir una pensión cuando le llegue su turno.

Cuando ese trabajador llega a la edad requerida por la ley para comenzar a recibir sus propios beneficios, la cantidad de dinero que recibe depende del número de créditos que tenga (se

necesita un mínimo de 40 créditos) y del promedio de su salario durante sus años de empleo.

Pero, ¿cómo puede un ama de casa u otra persona que no recibe un salario laboral y que no contribuye a los cofres del Seguro Social recibir los créditos necesarios para calificar por su

propia cuenta a una pensión del gobierno?

Una forma legal y fácil de hacer es reportando una entrada anual en su declaración de impuestos por servicios personales que has ofrecido durante el año.

Determina cuánto es el ingreso mensual que te podría proveer tu ahorro para la jubilación, al retirarte.

Por ejemplo, digamos que trabajas en casa y cuidas a los niños de tu hijo mientras él y su esposa van a trabajar. Tú podrías recibir una compensación por parte de tu hijo por ese valioso

aporte y reportar la cantidad recibida cuando llenes tu declaración.

Al declarar tu ingreso, por muy pequeño que sea, pagarás los impuestos tributarios que te correspondan y también contribuirás al Seguro Social como un trabajador por su propia cuenta. Aunque

esto resulte en un costo anual adicional, los beneficios de poder recibir una entrada mensual por el resto de tu vida cuando te retires podría justificar lo que tendrías que pagar en

impuestos tributarios hoy para asegurarla después.

La cantidad requerida para obtener un crédito en el 2015 es de $1,220 y el máximo número de créditos que se puede acumular cada año es cuatro. Eso significa que si reportas una entrada de

$4,880, recibirías los cuatro créditos por ese año. Si reportas una cantidad más alta, no obtendrás ningún crédito adicional a esos cuatro.

Si divides los 40 créditos requeridos para calificar por los beneficios del Seguro Social y solo puedes reunir cuatro al año, te demorarás por lo menos 10 años para obtenerlos, lo que

significa que mientras más pronto comiences a hacerlo, mejor.

Cuando yo me gradué de la universidad y recibí mi título de maestra de escuela primaria, los trabajadores en escuelas no teníamos derecho a contribuir al Seguro Social por tener nuestra

propia pensión. Sin embargo, lo que yo hice fue servir de tutora para niños que necesitaban ayuda adicional en matemáticas, ciencia o lectura después de la escuela. De esa forma me ganaba un

dinerito adicional y podía declarar esa entrada a fin de año para recibir mis créditos del Seguro Social. Otros compañeros de trabajo eran representantes de productos de belleza que se

vendían por catálogos u ofrecían otros servicios por su cuenta para poder calificar a sus cuatro créditos anuales.

Aunque no es aconsejable contar exclusivamente con el ingreso del Seguro Social para tu jubilación, si planeas a tiempo y no tienes un empleo o negocio formal que te permita contribuir

directamente a él, podrías recibir una entrada adicional en un futuro que te ayude a asegurar tu estabilidad financiera en tu tercera edad.

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