Estoy separada pero aún casada, ¿y el dinero qué?
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Durante mucho tiempo, Susan ha sospechado que un divorcio pondría en aprieto su estilo de vida modesto, una razón por la que ha alentado a Carter a mantener la situación actual. Pero
sospechar no es lo mismo que saber. Así que las dos nos sentamos con Rhonda Noordyk, analista financiera certificada en divorcios y directora ejecutiva del Women’s Financial Wellness Center,
con sede en Milwaukee, para evaluar los riesgos que implica seguir tres posibles caminos. 1. QUEDARSE CASADOS. Esta es claramente una opción que ahorra dinero, especialmente para Susan.
Es probable que los impuestos de los Hunnicutt sean más bajos porque presentan una declaración en forma conjunta en lugar de una declaración por separado, como podrían hacer muchas parejas
en su situación. Y las primas del seguro de salud de Susan siguen siendo bajas. Esas declaraciones de impuestos conjuntas y la tarjeta de crédito que comparten para los gastos del hogar son
una prueba sólida de su capacidad para comunicarse y manejar los asuntos financieros, dice Noordyk. Pero hay riesgos. Un cónyuge podría acumular grandes deudas de las que el otro podría ser
parcialmente responsable. Carter, aunque no muestra ninguna indicación de esto, podría dejar de enviarle la mitad de su pensión a Susan, dice Noordyk. En el peor de los casos, si uno de
ellos necesita ir a un centro de cuidados a largo plazo (en inglés), el gasto podría agotar los activos de ambos. Entretenimiento Juegos de AARP Juegos y rompecabezas gratis en línea,
incluidos los clásicos de Atari See more Entretenimiento offers > 2. DIVORCIARSE. Aunque un divorcio les traerá el cierre a ambos, cambiará el panorama financiero. Pagar por su propio
seguro de salud podría costarle a Susan al menos varios cientos de dólares al mes hasta que cumpla los requisitos para recibir Medicare. Luego está la vivienda. El dúplex de la pareja vale
unos $300,000, así que, si lo venden, ella obtendría $150,000. Susan, que no quiere volver a comprar, dice que los apartamentos que ella ha visto en alquiler cuestan alrededor de $2,000 al
mes. “A ese ritmo, voy a agotar mis ganancias en siete años”, dice. El divorcio también traería un cambio emocional. Susan no está segura de que quiere eso. “Para mí, parte de mi identidad
todavía es estar casada”, dice. Por eso, Noordyk aconseja que se debe considerar un acuerdo posnupcial. 3. CONSIDERA UN ACUERDO POSNUPCIAL. Un acuerdo posnupcial o posmatrimonial, al igual
que un acuerdo prenupcial, es un documento legal que a menudo se elabora para esbozar los términos de un posible divorcio antes de que cualquiera de los cónyuges lo solicite. También se
puede usar para redefinir un matrimonio y ayudar a evitar el divorcio. La diferencia principal es que se elabora después de una boda —a veces muchos años después— en lugar de antes. En el
caso de Susan, dice Noordyk, un acuerdo posnupcial podría reducir sus riesgos financieros al codificar las prácticas que la pareja ha empleado durante los últimos cinco años, incluida la
división de los cheques de pensión y el uso del alquiler de la casa para pagar la vivienda de Carter. Los acuerdos posmatrimoniales pueden ser complicados, y las leyes que los rigen varían
según el estado. Para poner uno en práctica, es esencial que cada cónyuge tenga su propio abogado, lo que puede costarle a la pareja unos cuantos miles de dólares.