Melissa maccarthy, actriz y comediante de hollywood


Melissa maccarthy, actriz y comediante de hollywood

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PUEDES IR POR TU PROPIO CAMINO  “Un día, me llamó y dijo: ‘Mamá, compré un pasaje solo de ida a Nueva York’”, recuerda Sandy. Melissa tenía 20 años, estaba aburrida, a veces iba a la


universidad y vivía en Boulder, Colorado. Tenía grandes sueños, que incluían una carrera en el mundo de la moda en Nueva York. “Yo solo dije: ‘Ah’”. La actriz creció en un hogar que sus


padres alquilaban en una granja de maíz y soya en la zona rural de Plainfield, Illinois. Fue la segunda de las dos hijas de Sandy, quien trabajaba para World Book Encyclopedia, y Mike, un


árbitro de una compañía ferroviaria de Chicago. (La pareja pasó el invierno en Los Ángeles y planea dividir su tiempo entre Illinois y L.A., y hace poco festejó 54 años de estar juntos). La


abuela de Sandy también vivía con ellos, en una casa de un solo baño. El hogar se basaba en los valores sólidos de la región central —iglesia los domingos, bendición antes de comer,


educación en escuela católica, y un énfasis en los buenos modales y el trabajo arduo—. Melissa comenzó a trabajar desde que tenía 16 años y tuvo varios empleos, entre ellos uno como mesera


en un hogar de ancianos al frente de su escuela secundaria. “Simplemente me encantaba estar con personas mayores de 65 años”, explica, “porque enseguida veía de manera objetiva la


experiencia sin rumbo que estaba teniendo en ese momento. Cuando alguien que tiene 80 años te dice que todo estará bien, lo asimilas”. Si bien Mike originalmente mudó a la familia al campo


para mantener a sus hijas a salvo de las influencias de la gran ciudad, Melissa no pudo mantenerse apartada. Manejaba por una hora para pasar tiempo en Chicago y bailar en clubes de música.


Cuando un amigo de la escuela secundaria la animó a irse de Boulder hacia las tierras inexploradas de Manhattan, Melissa se fue sin tener un plan. Al contemplarlo ahora, lo asombroso para


McCarthy no es que llegó a la ciudad de Nueva York con solo $45 en el bolsillo, o que su amigo en realidad no tenía un apartamento sino que vivía en el sofá de otra persona, ni incluso que


McCarthy logró subirse a un escenario para presentar el primer monólogo humorístico de su vida en menos de 24 horas desde su llegada. Es que sus padres nunca intentaron detenerla. “Solo


dijimos: ‘Si no quiere ir a la universidad, está bien. Dejemos que pruebe esta cosa nueva’”, dice Sandy. “Lo cual es un consejo un poco espantoso de unos padres”, menciona Melissa, “pero


también lo mejor que hubiera podido pedir. Mamá nunca dijo: ‘No puedes’, pero así es como ella es en todo. Me dio la libertad de hacer lo que yo necesitaba, incluso si ella no lo entendía.


Un padre o madre normal quizás hubiera dicho: ‘Estás demente’. En vez de eso, esta maniática siguió diciendo: ‘Está bien, buena suerte. Déjame saber en qué obra estás’. Yo dije: ‘¡Mi madre


está loca!’”. Compras y comestibles Walmart+ Descuento de $40 en una membresía anual de Walmart+ See more Compras y comestibles offers > NO TE DETENGAS HASTA QUE TENGAS SUFICIENTE 


“Cuando tienes veintitantos, muchas veces no te tienes que preocupar de nada más sino de tu propio ser narcisista”, dice McCarthy, al reflexionar sobre su largo camino al éxito. “Lloras si


no tienes la camisa adecuada. Lloras si tienes trabajo. Lloras si no tienes trabajo. Si no puedes ir a ver a cierto grupo musical, es la peor noche de tu vida”. Para una muchacha de la


región central que iba un poco a la deriva y era propensa al rechazo, ser joven, soltera y no tener ni un centavo en Nueva York demostró ser casi tan desconcertante como la vida en la granja


fue sólida. “Sabía que quería algo, pero no sabía exactamente qué”, agrega. “Por demasiado tiempo más de lo que debí, recurrí a mis padres para buscar ayuda cuando no podía sostenerme”.


Para Sandy, eso significaba una llamada. “Sonaba ring, ring, ring: ‘Es hora de pagar el alquiler, y tendré el dinero si esto y aquello funciona’, y yo escribía un cheque”.  Incluso ahora, a


Melissa se le aguan los ojos por la gratitud que siente. “No sé cómo lo hiciste, mamá”, dice. “Yo hubiera dicho: ‘Esto es una tontería. No te convertirás en una actriz. Las probabilidades de


esto son ridículas, y debes mudarte a casa y dejarlo’. Pero tú solo me enviabas los 70 dólares, los 200 dólares. El hecho de que no me hacías sentir culpable cambió el rumbo de mi vida.


Porque si me hubiera sentido culpable, definitivamente lo habría abandonado”. Ahora es a Sandy a quien se le aguan los ojos. “Siempre y cuando tuvieras un lugar donde vivir y un banco donde


depositar un cheque, sabía que estabas tratando”, responde. “Siempre supiste quién eras, y yo sabía que estarías bien”.  A los 27 años, Melissa compró otro pasaje solo de ida (“Nunca podía


pagar el de ida y vuelta”, dice), esta vez hacia Los Ángeles. En la famosa compañía de teatro Groundlings, donde todos desde Paul Reubens (Pee-wee Herman) hasta Will Ferrell comenzaron,


McCarthy se sentó al lado de un joven tranquilo que era tres años menor que ella. Resultó ser que Ben Falcone también era de Illinois, también era un humorista de monólogos, y pronto se


convertiría en el yin calmado y centrado que acompañaría al yang estridente y de habla rápida de McCarthy. “Ella presentaba estas versiones de alta energía de madres de la región central o


policías enojados que siempre meten la pata”, recuerda Falcone, “y pensé: Esta es la mujer más chistosa del mundo”. Para cuando ella tenía 30 años, McCarthy y Falcone vivían juntos y


McCarthy tenía su primer papel principal como actriz, interpretando a la torpe as culinaria Sookie St. James en el exitoso programa de madre e hija Gilmore Girls. A McCarthy solo le tomó una


década convertirse en un éxito de la noche a la mañana. Aprendió de su madre, como dice Falcone, la “actitud de que siempre podremos lograr que pasen las cosas: ‘Venderemos cosas. Nos


mudaremos. Trabajaremos en un restaurante. De una u otra manera, llegaremos allí, pero no nos preocupemos’”.