Celia cruz, la reina de la salsa


Celia cruz, la reina de la salsa

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Y por supuesto vigila sigilosamente no solo su propia alimentación, sino también la de su “cabecita de algodón”, como cariñosamente llama a su esposo, Pedro Knight.  “Comemos muy


saludablemente, mucho pollito, verduras, sobre todo ahora que hemos comenzado a tener problemitas con el azúcar con Pedro... Y como este trabajo nos hace viajar tanto, cuando por fin estamos


en casa, nos quedamos viendo televisión, y no trasnochamos mucho cuando no trabajamos”. Aunque, claro, para ella estar en casa es algo raro, porque con el éxito que ha tenido su nuevo


sencillo, “Hay que empezar otra vez”, de su álbum _La negra tiene tumbao_, todos quieren escucharla. Pese a su enorme fama y a los millones de discos que ha vendido en todo el mundo, Celia,


quien comenzó a cantar con la popular orquesta Sonora Matancera, es una artista sumamente accesible. “Yo siempre me he llevado bien con todo el mundo”, afirma con una sonrisa. “Para mí la


suma vale más que la resta y siempre le he dado algo positivo a mis colegas. Por ejemplo, cuando se me acercan a pedirme un consejo, con gusto se los doy. Una de las que más me ha aceptado


con toda la sencillez es Cristina Saralegui, y por eso nos queremos mucho”, indica. Compras y comestibles Walmart+ Descuento de $40 en una membresía anual de Walmart+ See more Compras y


comestibles offers > Manifiesta que, como a todos, le duelen las críticas: “Cuando hice la novela _Valentina_ con Verónica Castro y ella fue a Cuba, me querían romper la estrella de la


Calle Ocho [en el Paseo de la Fama ubicado en la zona conocida como la Pequeña Habana de Miami] y yo no tenía nada que ver con el viaje de ella a Cuba. Además, todo el mundo va a Cuba. ¡La


única que no va soy yo! ¿Cómo voy a pedir una visa para entrar al país en que nací?” Celia asegura que quiere seguir llevando su música a todos los pueblos y que no piensa en la jubilación


porque, para ella, sería el sinónimo de la muerte: “Creo que la inactividad es el cáncer del alma... Siempre he pensado que me jubilaré el día que Dios apague mis facultades. Yo, como


Miguelito Valdez, quiero despedirme de la vida, en el escenario”.