Historias del Seguro Social y sus beneficiados
- Select a language for the TTS:
- Spanish Female
- Spanish Male
- Spanish Latin American Female
- Spanish Latin American Male
- Language selected: (auto detect) - ES

Play all audios:

Consulta el Centro para el cuidado de la visión de AARP para mantener tu vista saludable
In English | El Seguro Social no es solo para los jubilados que reciben sus beneficios luego de trabajar toda una vida y aportar al sistema. Los beneficios también ayudan a los viudos, a
las personas con discapacidades, a los niños que han perdido al padre o la madre, y a otros. Estas historias captan el gran alcance e impacto del programa.
A los 59 años, me jubilé como profesora universitaria y trabajadora social clínica porque fui diagnosticada con diversas enfermedades autoinmunes y perdí el uso de mis manos. Cobré los
beneficios por discapacidad del Seguro Social por varios años y luego los cambié por mis beneficios jubilatorios, los cuales suman $900 mensuales. Como no tengo una pensión ni un plan
401(k), sobrevivo con el Seguro Social. Compartía una casa con mi compañera, pero he estado sola desde que ella murió hace 14 años. Gano un poco de dinero extra cuando trabajo de vez en
cuando para el sistema judicial del condado. Mi compañera me dejó un ingreso pequeño de las regalías de un libro de texto que escribió, pero esas terminan este año. Igual; soy dueña de una
casa magnífica y, al presupuestar con cuidado, cubro mis gastos mensuales, tengo un auto, cuido a mi perro y socializo con mis amigos.
El representante Tom Reed (republicano por Nueva York), 43 años
El representante Richard Neal (demócrata por Massachusetts), 66 años
Tenía 13 años cuando mi mamá murió. Mis dos hermanas menores y yo fuimos a vivir con una tía, y nos alternábamos entre su casa y la de nuestra abuela. Nuestro padre murió cuando yo tenía 18
años, y mis hermanas y yo empezamos a recibir beneficios del Seguro Social para niños sobrevivientes. En esa época, uno podía recibir esos beneficios aun después de cumplir 18 años si
asistía a la universidad, y yo usé los míos para ayudarme a pagar la matrícula. No era mucho dinero para ninguno de nosotros, pero marcó una diferencia. Mi tía y mi abuela —dos de los seres
humanos más bondadosos del mundo—, tenían pensiones y su propio Seguro Social. Entre sus ingresos y los beneficios para niños sobrevivientes, vivíamos como una familia. Fue la iniciativa de
Roosevelt y su plan del Seguro Social lo que nos permitió permanecer juntos.
Mi marido, quien era camionero, murió de cáncer del pulmón en el 2000. En ese momento terminó su pensión a través del sindicato de los Teamsters. Ahora recibo beneficios del Seguro Social
para viudos sobrevivientes por $1,298 mensuales, que es lo que utilizo para vivir. Mi hipoteca ya está saldada y guardo un poco de dinero para casos de emergencia, como las reparaciones del
auto, pero no sé dónde estaría sin el Seguro Social. Significa todo para mí; lo considero como un regalo cada mes y dependo de él. Me ocupo de mi hogar y mi césped, y tengo cuidado con el
uso del aire acondicionado en el verano y de la calefacción en el invierno. Recientemente mi hijo me ayudó a encontrar un mejor plan de medicamentos, que me ha ahorrado mucho dinero. Estoy
muy contenta. Estoy cerca de mi familia y vivo bien.
Hice mi carrera con el Gobierno federal. Por los últimos 15 años trabajé como especialista en asuntos públicos para la Administración del Seguro Social. Pude jubilarme del servicio federal
con beneficios completos a los 56 años. También estuve en servicio activo de la Fuerza Aérea y en la Reserva por un total de 30 años, y me jubilé con una pensión militar cuando cumplí 60
años. Como el salario base en el ejército está sujeto al impuesto del Seguro Social, también recibo beneficios del Seguro Social. No es nada enorme, y no lo necesito para los gastos diarios,
pero lo ahorro para mis cuatro nietos algún día. Por ahora, soy el presidente voluntario de la oficina estatal de AARP en Indiana, así que abogo por el Seguro Social. Para gran parte de la
población, el Seguro Social es su única fuente de ingresos y es importante protegerlo.
Contribuí al Seguro Social durante toda mi vida laboral. Hace años, mi difunto esposo y yo éramos dueños de una pescadería. Después de venderla, trabajé para el sistema escolar de Milwaukee,
y cuando tenía entre sesenta y setenta y tantos años, fui defensora y activista política. Empecé a cobrar beneficios del Seguro Social como viuda cuando tenía 62 años y todavía estaba
trabajando, pero ahora cobro $1,020 mensuales de mis propios beneficios jubilatorios. También tengo una pensión que mi esposo me dejó, pero los cheques del Seguro Social me han facilitado la
vida económicamente. He podido ayudar a uno de mis nietos con sus gastos universitarios. Trabajamos duro durante todos esos años y nos merecemos esos beneficios.
Somos una asociación no partidista, sin fines de lucro, que ayuda a las personas mayores de 50 años a mejorar la calidad de sus vidas.
You are leaving AARP.org and going to the website of our trusted provider. The provider’s terms, conditions and policies apply. Please return to AARP.org to learn more about other benefits.
You are leaving AARP.org and going to the website of our trusted provider. The provider’s terms, conditions and policies apply. Please return to AARP.org to learn more about other benefits.
Estás saliendo del sitio web AARP.org y te diriges a un sitio web que no está operado por AARP. Se regirá por una política de privacidad y términos de servicio
diferentes.
You'll start receiving the latest news, benefits, events, and programs related to AARP's mission to empower people to choose how they live as they age.