Una nueva oportunidad en la vida laboral en medio de la discapacidad
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Quince años después de sufrir una lesión cerebral traumática, Marshalla Cofer trabaja como asistente de silla de ruedas en el Aeropuerto Internacional Hartsfield-Jackson de Atlanta. Melissa
Golden Facebook Twitter LinkedIn
Estas son historias de éxito. Marshalla Cofer la comparte. Igual lo hacen Verna Boyd, Doug Force, Rick Marshall y Robin McCoy.
Ellos se encuentran entre cientos de miles de personas en Estados Unidos con una discapacidad que han fortalecido su situación financiera y recuperado su autoestima gracias a un programa
federal poco conocido. Este programa ayuda a los participantes a explorar el regreso al trabajo sin poner en riesgo sus beneficios por discapacidad del Seguro Social o la cobertura médica
que los acompaña.
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Ticket to Work (TTW) —en inglés— es un programa voluntario gratuito operado por la Administración del Seguro Social (SSA) que tiene como objetivo reducir la dependencia en los beneficios
para las personas cuya vida laboral ha sido interrumpida por una enfermedad o lesión grave. Los participantes pueden obtener educación, capacitación, orientación profesional, remisión a
oportunidades de empleos y otros servicios para ayudarlos a reintegrarse al mundo laboral, mantener un trabajo o cambiar a otro campo, trazando un camino de regreso a la independencia
financiera.
“Tenía miedo de ir a trabajar porque no quería perder mi beneficio por discapacidad”, dice Cofer, de 61 años, de Sharpsburg, Georgia, quien sufrió una lesión cerebral traumática en un
accidente de bicicleta en el 2009.
Después de su accidente, Cofer volvió a trabajar como analista de informática, cuyo trabajo era garantizar la conectividad para las 400 personas en el centro de llamadas de su empresa, pero
“estaba arruinándolo todo”.
“No supe lo grave que era mi lesión hasta una semana y media después”, dice ella.
Obtuvo una licencia médica, pero cuando esta terminó en octubre del 2011, su médico no la autorizó para volver a trabajar. Fue entonces cuando solicitó el Seguro por Incapacidad del Seguro
Social (SSDI), uno de los dos beneficios administrados por la SSA para personas marginadas del trabajo por una condición médica. Su solicitud fue aprobada en abril del 2013.
Cofer se enteró del programa TTW en el 2021 a través de una agencia estatal de servicios vocacionales y contactó a una de las organizaciones autorizadas por la SSA que ayudan a las personas
con discapacidades a conseguir empleo.
“No entendí cuáles eran las limitaciones del Gobierno. Es difícil para mí procesar y aprender nueva información”, dice ella. “Me aseguraron que estarían conmigo. Me ayudaron con el papeleo.
Puedo llamarlos, o ellos me llaman a mí. Ellos me ayudan a mantenerme en el camino correcto”.
Desde septiembre del 2022, ella ha trabajado a tiempo parcial como asistente de silla de ruedas en el aeropuerto de Atlanta. “Literalmente empujo una silla de ruedas y hablo con las
personas. No tengo que hacer nada en la computadora”, dice ella. “Es un trabajo sin estrés, comparado con lo que solía hacer”.
“Muchas personas penden de un hilo”El Seguro Social administra dos tipos de pagos mensuales para personas con discapacidades: SSDI, que está disponible para la mayoría de los trabajadores que sufren una enfermedad o lesión
debilitante, independientemente de su situación financiera, y la Seguridad de Ingreso Suplementario (SSI), un beneficio para personas que tienen una discapacidad (o tienen 65 años o más) e
ingresos y activos muy limitados.
Ya que estos beneficios están diseñados para ayudar a mantener a las personas que no pueden sostenerse a sí mismas a través del trabajo remunerado, están sujetos a estrictos límites de
ingresos. Según los cálculos de la SSA, si puedes ganar más de un cierto umbral en el trabajo, es posible que ya no tengas derecho a recibir beneficios por incapacidad.
Para muchas personas con discapacidades, puede llevar meses, incluso años, obtener beneficios. Una vez que los reciben, esos pagos pueden ser un salvavidas financiero. El riesgo de ponerlos
en peligro puede crear un desincentivo para explorar la posibilidad de volver a trabajar, incluso para aquellos que quieren hacerlo.
“Muchas personas penden de un hilo”, dice Gary Burtless, miembro sénior emérito de estudios económicos en la prestigiosa LCBrookings Institution, un centro de investigaciones sin fines de
lucro con sede en Washington, D.C. “Una vez que obtienen el SSDI, no quieren alterar demasiado la situación”.