Algunos hogares de ancianos empiezan a permitir visitas, pero con reglas y frustraciones
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Bill Lundgren visita a su esposa, Betty, en el hogar de ancianos North Shore Estates en Duluth, Minnesota. Bill no ha podido visitar a Betty desde marzo debido a restricciones relacionadas
con el coronavirus. CORTESÍA DE JUSTIN TEAL, NORTH SHORE ESTATES Facebook Twitter LinkedIn
Ginny Jeffries se ríe cuando cuenta el antojo de su suegra, Jean, después de recuperarse de una semana de lucha contra el coronavirus, justo antes de cumplir 94.
“Quería un Manhattan”, dice Jeffries, quien, junto con su marido, James, pudo llevarle a Jean el coctel y un pastel el mes pasado. El hogar de ancianos de Jean, en Pensilvania, cerrado a las
visitas por tres meses como parte de la prohibición federal durante la pandemia, le permitió una fiesta de cumpleaños al aire libre y socialmente distanciada con algunos familiares
cercanos. “Estaba tan feliz de vernos”, dice Jeffries. “Era la primera vez que veía a alguien desde febrero”.
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No fue nada parecido a una visita prepandémica al Parkhouse Nursing and Rehabilitation Center, a una hora en auto al noreste de Filadelfia. Y ofrece un vistazo a la nueva normalidad de los
hogares de ancianos, que buscan reunir a los residentes con sus seres queridos mientras se mitiga el riesgo de infección.
Pusieron a Jean dentro de un espacio exterior cercado con plexiglás por tres lados mientras los miembros de la familia, todos con mascarillas, se reunían alrededor. Después de casi sucumbir
al virus, que la llevó a la sala de aislamiento de la instalación, Jean estaba “tan feliz” de tener compañía de nuevo, dice Jeffries.
“Ella quería que pudiéramos ir y abrazarla”, recuerda Jeffries, reviviendo el momento. “Todos decimos lo mismo: ‘Nos gustaría poder abrazarte’".
Los hogares de ancianos y otras instalaciones de cuidado a largo plazo que han empezado a ofrecer visitas siguen siendo la excepción. Más de un mes después de que el Gobierno federal
comenzara a flexibilizar las pautas que habían cerrado las instalaciones de cuidados a largo plazo a la mayoría de los visitantes desde mediados de marzo, menos de veinte estados han
permitido las visitas, y en su mayoría al aire libre. Al momento de la celebración del cumpleaños de Jean, Pensilvania no había aprobado explícitamente las visitas al aire libre. No fue
hasta finales de junio que el gobernador Tom Wolf reveló un proceso de varios pasos y varias semanas que allanó el camino para que los hogares de ancianos y las instalaciones de cuidados a
largo plazo recibieran visitas.
Incluso en los estados en los que se han aprobado las visitas al aire libre, la puesta en práctica varía mucho de una instalación a otra, dependiendo en parte de la cantidad de espacio
exterior disponible y de la tolerancia al riesgo de la administración. La apertura de estas instalaciones a los visitantes, incluso a los que permanecen al aire libre, aumenta las
posibilidades de que los residentes se expongan al virus.
“Los riesgos de la COVID-19 superan con creces los riesgos... del aislamiento social. Pero, dicho esto, es ciertamente un asunto de calidad de vida”, afirma David Nace, presidente de Society
for Post-Acute and Long-Term Care Medicine, una organización sin fines de lucro, y director médico de las operaciones de vida asistida y enfermería especializada de las Comunidades de
Ancianos de University of Pittsburgh.
Nace advierte que estas visitas “no son ideales” y no son como “sentarse al lado de alguien, tomándole la mano”. Los CMM (Centros de Servicios de Medicare y Medicaid) federales aconsejan que
se usen mascarillas en todo momento durante las visitas al aire libre e instruyen a los visitantes y residentes a permanecer a seis pies de distancia. Aun así, Nace llama a las visitas al
aire libre “lo adecuado” en las comunidades que han controlado la propagación del virus.
“La seguridad es nuestra prioridad”, afirma Elaine Ryan, vicepresidenta de Defensa de Derechos y Estrategias Estatales de AARP, que ha presionado para que haya más transparencia en los
hogares de ancianos durante la pandemia, junto con más equipo de protección personal, pruebas de detección y adopción de visitas virtuales. “Es fundamental que todos los hogares de ancianos
y centros de vida asistida cumplan con las directrices de los CDC, que incluye la ausencia de casos de COVID-19 durante 28 días, la dotación de personal adecuada, la realización de pruebas a
todos los residentes y al personal, además de un equipo de protección adecuado para el personal”.