El envejecimiento del sistema nervioso
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El envejecimiento es una realidad inevitable de la que somos cada día más conscientes. Envejecen no solo las partes visibles de nuestro organismo, sino también nuestros sentidos y órganos
internos. El punto más importante es poder diferenciar entre las alteraciones neurológicas que ocurren en la persona mayor como consecuencia de alguna enfermedad y aquellas que se producen
como consecuencia propia de la edad. En cuanto a los cambios neurológicos, un sistema del cual nos ocupamos muy poco en relación a su envejecimiento es el sistema nervioso. Este está
compuesto por el cerebro y la médula espinal, que se encuentra dentro de la columna vertebral. El cerebro gobierna las funciones mentales superiores, como el juicio, el raciocinio, la
orientación y la memoria; las funciones biológicas básicas, como el hambre, la sed, el control de temperatura, el sueño, etc.; y es el órgano que centraliza las funciones motoras y
sensoriales del organismo. Originándose en el cerebro, la médula espinal contiene las fibras nerviosas de la que salen los nervios periféricos y que controlan los movimientos musculares y
proporcionan la sensibilidad. Además de las enfermedades neurológicas que se presentan con más frecuencia en las personas mayores como el Alzheimer, el Parkinson, la demencia, los temblores
seniles y las secuelas de los derrames cerebrales, existen otras más comunes. Con el paso de los años nos podríamos volver más propensos a sufrir de múltiples enfermedades crónicas como la
diabetes, el cáncer y las enfermedades del corazón y de los pulmones. Algunas de estas se podrían prevenir. Por ejemplo, una persona mayor que sufra de diabetes por mucho tiempo podrá
presentar alteraciones en la sensibilidad de sus dedos, condición que se conoce como neuropatía diabética. Pero una persona que no sufra diabetes podrá presentar también, esta vez como
consecuencia del envejecimiento, una menor sensibilidad o cierto adormecimiento en los dedos de manos y pies. Del mismo modo, una persona alcohólica podrá presentar deterioro de la función
cerebral o de los nervios de las extremidades. En general, los cambios cerebrales de la persona mayor causados por el envejecimiento natural no son muy evidentes y pueden estar relacionados
a una relativa disminución de la memoria a corto plazo y a cierta dificultad para fijar nuevos conocimientos. También podrían estar relacionados a la disminución de las habilidades verbales,
entre ellas la disminución del vocabulario. Por otro lado, se acepta que, de no mediar alguna enfermedad, las habilidades intelectuales se conservan hasta los 80 años. Cuando se analizan
los cambios neurológicos cerebrales causados por la edad, es importante entender que no es igual en todas las personas y que dependen mucho de la delicada relación entre la genética y el
medio ambiente. Los síntomas relacionados al envejecimiento de la médula ósea están más atados al envejecimiento de la columna vertebral que al de la médula misma. Recordemos que debido a
que las raíces de los nervios que nacen en la médula espinal tienen que atravesar agujeros y espacios entre las vertebras, el envejecimiento de las vertebras producida por la osteoartritis,
hará que los nervios queden atrapados y se produzcan síntomas.