Suplementos vitamínicos que prometen demasiado


Suplementos vitamínicos que prometen demasiado

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Los fabricantes de suplementos no necesitan demostrarle a las entidades reguladoras que sus productos son eficaces o seguros antes de venderlos al público. Jeff Rogers Facebook Twitter


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Robert Burns, de 79 años, abogado jubilado de Crystal River, Florida, se preocupaba que estaba perdiendo su memoria a corto plazo, y consultó con un farmacéutico en su tienda CVS local.


Recuerda que el farmacéutico le dijo: "Puedes probar esto", mientras señalaba un suplemento dietético rico en ácidos grasos omega 3 con el dedo. "Esto es algo que nosotros fabricamos. Se ha


comprobado clínicamente y debe funcionar".


No funcionó. "Comencé a padecer de dolores de cabeza y calambres estomacales", dice Burns. Después de tres semanas de sufrir efectos secundarios desagradables sin obtener resultados


apreciables, Burns pensó, "basta ya". Ahora es uno de los demandantes en un pleito federal entablado contra CVS por publicidad engañosa.


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Las personas en Estados Unidos gastan unos $37,000 millones en suplementos nutricionales al año, desde pastillas vitamínicas y minerales hasta somníferos, suplementos en polvo para aumentar


la masa muscular, potenciadores cognitivos y curas autoproclamadas de enfermedades. Las ventas están en aumento, gracias a los millones de 'boomers' que en la actualidad se enfrentan a


enfermedades relacionadas con la edad, incluida la pérdida de memoria. Según un estudio publicado en marzo por investigadores de University of Illinois en Chicago, la proporción de adultos


de 62 a 85 años que utilizan suplementos aumentó de un 51.8% en el 2005 a un 63.7% en el 2011. La proporción de los que utilizan múltiples suplementos aumentó casi el 50%.


A diferencia de los medicamentos recetados o de venta libre, los suplementos se regulan por el Gobierno estadounidense como alimentos, no medicamentos, por lo que los fabricantes no


necesitan demostrarles a las entidades reguladoras que sus productos son eficaces o seguros antes de ponerlos a la venta. Algunos suplementos son seguros y ayudan a evitar o aliviar


diferentes problemas de salud. Pero algunos fabricantes de suplementos incluyen declaraciones falsas —y algunas veces hasta peligrosas— en sus etiquetas.


El problema frecuentemente está relacionado con la promoción del producto. Las entidades reguladoras les prohíben a los fabricantes de suplementos hacer declaraciones falsas o engañosas.


Pero no supervisan la industria activamente, y normalmente toman pasos solo después de recibir quejas de los consumidores. Por lo tanto, estos gastan decenas de millones de dólares en 


suplementos ineficaces y hasta peligrosos, un gasto que los adultos mayores no pueden darse el lujo de hacer, dicen los defensores. En algunos casos, los usuarios de estos productos dejan


pasar los tratamientos o remedios aprobados, tomándose suplementos con ingredientes que ponen en peligro sus vidas o utilizándolos en combinaciones de alto riesgo con medicamentos


recetados

Declaraciones falsas


Un gran número de productos nuevos, dirigidos a los consumidores mayores, en la actualidad afirman mejorar la memoria y algunos hasta sugieren que pueden evitar o revertir la demencia y la


enfermedad de Alzheimer —aun cuando la ciencia convencional todavía no ha encontrado una cura—. Las entidades reguladoras y los legisladores les están comenzando a prestar atención a estas


declaraciones.


"Existe un lugar especial en el infierno para cualquiera que promocione suplementos dietéticos que engañosamente declaren poder curar la demencia o la enfermedad de Alzheimer —pero eso es


precisamente lo que hemos visto que hacen los fabricantes—", dice la senadora Claire McCaskill (demócrata por Misuri), miembro de más alto rango del Comité Especial sobre el Envejecimiento,


del Senado de Estados Unidos, en una declaración. El año pasado, McCaskill envió cartas a 15 tiendas minoristas solicitando datos sobre sus políticas y procedimientos para la promoción de


suplementos, después de enterarse sobre un suplemento llamado Brain Armor que se estaba anunciando como "protección" contra la enfermedad de Alzheimer, la demencia y los derrames cerebrales.


El pasado mes de noviembre, el Departamento de Justicia anunció haber realizado un rastreo de más de 100 fabricantes y vendedores de suplementos por todo el país. Acusaron a las compañías de


hacer declaraciones no comprobadas sobre innumerables productos, desde tratamientos para la enfermedad de Alzheimer hasta curas para personas adictas a medicamentos analgésicos.