Andorra se consolida como destino gourmet de alta montaña


Andorra se consolida como destino gourmet de alta montaña

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Andorra se consolida como destino gourmet de alta montañaEl ministro de Turismo nombra embajadores a seis chefs y a un ganadero como pistoletazo de salida de un ambicioso plan para potenciar


la gastronomía del paísManifiesto de la cocina de alta montaña en la cumbre Andorra TasteConferencia de Presidentes en Barcelona, en directo: última hora de las tensiones y las


comparecencias de Sánchez, el Rey y Ayuso hoyLos chefs y productores que promocionarán la gastronomía de alta montaña posan con el ministro de Turismo, Jordi Torres, en el centro y


flanqueados por el director general de Andorra Turisme, Betim Budzaku, a la derecha, y a la izquierda por Jordi Parra, de Vocento Gastronomía ABC Juan Carlos Valero


Barcelona


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Iniciar sesión03/06/2025 a las 08:32h.Compartir Copiar enlace


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Suscribete Con creatividades de imágenes de gran impacto de queso o pan dispuestos como la cordillera pirenaica que caracteriza Andorra, el vecino país ha presentado ante más de un centenar


de restauradores y productores locales un pormenorizado plan estratégico para posicionarse como el destino de la cocina de alta montaña. La apuesta por su rica y singular gastronomía de


altura reforzará la marca de Andorra más allá del destino deportivo y de compras que le ha caracterizado hasta ahora.


El ministro de Turismo y Comercio de Andorra, Jordi Torres, ha entregado las chaquetillas de embajadores gastronómicos del país a seis restauradores y un productor elegidos para ser los


primeros encargados de trasladar el valor del producto y la cocina andorrana al exterior. La identidad culinaria de la condición de alta montaña del Principado de Andorra será divulgado a


partir de ahora por los chefs Marcel Besolí (Celler d'en Toni), Carles Flinch (Can Manel), Jordi Grau (Ibaya, con una estrella Michelin), José Antonio Guillermo (Odetti Bistró), Victoria


Kemerer (Kökosnøt), Rodrigo Martínez (Beç) y el productor Gerard Martínez, gerente de Ganaderos de Andorra. Todos ellos son figuras destacadas por su implicación en el corpus culinario


andorrano o por ser integrantes de Productos Agrícolas y Artesanos de Andorra.


«Queremos que la gastronomía sea un elemento identitario del país, que promocione el producto local y de proximidad y lo dé a conocer más allá de nuestras fronteras», ha subrayado Torres en


la presentación del plan estratégico que supone la hoja de ruta para convertir Andorra en un destino reconocido internacionalmente por su oferta culinaria que desestacionaliza el turismo más


allá del esquí. Tal y como dice el escudo del Principado pirenaico, «Virtus Unita Fortior» («La virtud unida es más fuerte»), el plan contempla a todos los actores del sector.


El estudio, elaborado por Vocento Gastronomía, identifica un gran potencial de crecimiento de la gastronomía andorrana. Previsión que avalan los datos ofrecidos por el director general de


Andorra Turisme, Betim Budzaku, que ha explicado que «en la última década el número de visitantes que vienen a Andorra y tienen la gastronomía como principal motivo de visita se ha doblado,


unas cifras que tienen potencial para seguir creciendo». Según las encuestas elaboradas en 2024, los visitantes puntuaron con un 8'1 sobre 10 la restauración del país.


El Plan Gastronómico se articula alrededor de tres ejes: el territorio, el producto y las personas. La Gastronomía de Alta Montaña es el concepto vertebrador que quiere reflejar al mismo


tiempo la singular orografía del país, la riqueza de sus productos de proximidad y el compromiso del sector con una cocina sostenible e identitaria. Entre las acciones más destacadas del


plan se prevé para este 2025 un programa de formación para chefs, sumilleres y equipos de sala que contará con la participación de destacados profesionales implicados en el sector, desde


reconocidos chefs hasta periodistas gastronómicos o perfiles del mundo de la distribución. «La formación es una herramienta esencial para impulsar una gastronomía sólida, contemporánea y


ligada al territorio», afirmaba el director de Grup GSR y chef ejecutivo de Vocento Gastronomía Jordi Parra, quien añadía que «sólo a través del conocimiento compartido y el aprendizaje


continuo podemos consolidarnos y proyectarnos globalmente».


El plan también cuenta con la creación del Campus Andorra Orígenes, un encuentro inmersivo dirigido a los profesionales más comprometidos de la cocina andorrana; y con un calendario de


presentaciones fuera del país, con visitas a Barcelona, Madrid y el sur de Francia, en las que se realizarán experiencias gastronómicas lideradas por chefs andorranos en colaboración con


figuras destacadas de la gastronomía de cada lugar. La primera de estas actuaciones ha sido un menú elaborado a cuatro manos por Paolo Casagrande (tres estrellas Michelin en Lasarte de


Barcelona) junto al chef local Jordi Grau en el restaurante Ibaya (una estrella) ubicado en el hotel Sport Hotel Hermitage de Andorra, en Soldeu.


Menús a 4 manos


Bajo el nombre de 'Territorio y talento', los chefs Casagrande y Grau han unido ambos calificativos en un menú para dar a conocer las virtudes de la cocina de alta montaña con sello


andorrano. Una interacción culinaria en mesas con trampantojos como unas velas de mantequilla en la que poder mojar pan en la supuesta cera derretida, o la salsa de alioli con membrillo. El


menú ha supuesto un desfile de complicidades entre chefs en una oportunidad única de poner en valor, local e internacionalmente, un producto y una cocina propia.


El menú arrancó con tartar de calamar con jugo de manzana verde y crema montada de regaliz, de Pao Casagrande, plato al que siguió un trío de caviar con guisantes del Maresme, caviar cítrico


y huevas de esturión a cargo de Jordi Grau, quien también elaboró las angulas de montaña a base de presentar a tiras setas de cardo con almendras y un toque de pimienta. Casagrande facturó


un ravioli de perdiz con carabineros y espuma de champán rosado, igual que el lomo de corzo marinado en su propia salsa con raíces de trufa, crema de guinda, remolacha y pimienta rosa, para


acabar con el pichón a la catalana de Jordi Grau, presentado tanto en pechuga como en croquetas a partir de los restos del ave. Una crema helada de cacahuetes, tamarindo, plátano y


mantequilla tostada fue el colofón de este sorprendente menú a cuatro manos que se repetirá entre otros chefs para promocionar una gastronomía de altura en el doble sentido: físico y de


calidad.


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