'consentimiento', juicio en torno a una violación


'consentimiento', juicio en torno a una violación

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_Consentimiento: Expresión o actitud con que una persona consiente, permite o acepta algo_. PUBLICIDAD Una mujer acusa a un hombre de haberla violado. Él sostiene que todo fue consentido. No


hay testigos. Se trata de la palabra de ella contra la de él. Al final todo termina en un juicio y todo depende de la pericia de los abogados. ¿Violación o consentimiento? Cualquiera puede


ganar. _Consentimiento_, que se representa en el Teatro Valle Inclán hasta el 29 de abril, cuestiona las verdades y las medio verdades que giran en torno a una violación y los juicios que


surgen a su alrededor, tanto en los tribunales como en la propia sociedad. > La obra presenta dos historias de violación: una se juzga en los > tribunales y la otra dentro del 


matrimonio Pero esta historia no sólo va de violación. ¿Consentir es siempre un acto de libre albedrío? ¿Cuánto influyen el miedo? ¿Por qué se establece un juicio paralelo a la víctima? ¿No


decir no significa decir sí? ¿Qué pasa si la falta de consentimiento surge dentro del matrimonio? ¿Cómo se justifica la infidelidad y la traición? Alrededor de la legalidad y la justicia


pulula esta obra que alterna, a ratos, el humor negro con la crueldad. Dos matrimonios, todos letrados y entre ellos un fiscal, un amigo soltero al que le buscan pareja y una actriz loca por


ser madre. Una panda de _pijazos_ de bofetada que juegan con las desgracias ajenas como si con ellos no fuera la cosa. Así arranca _Consentimiento_. [embedded content] [embedded content]


Heredera del género judicial, la obra recuerda el dilema entre ley y justicia. No siempre la ley es justa, no. Y para demostrarlo, Nina Raine presenta dos historias de violación en paralelo.


Una se juzga en los tribunales y la otra dentro del matrimonio del abogado que defiende al violador. Raine trenza una situación perfecta para presentar una serie de batallas dialécticas


sobre el significado del consentimiento. Algo que parece que cambia si nos encontramos ante un tribunal o en el ámbito privado, en el de la pareja. > _Consentimiento_ revuelve las 


vísceras de cualquiera que tenga > cierto grado de sensibilidad La esencia del teatro es hacer pensar, poner un espejo al espectador y mostrar por dónde anda la sociedad. _Consentimiento_


revuelve las vísceras de cualquiera que tenga cierto grado de sensibilidad. Habrá quien considere que la obra es partidista, sesgada o adoctrinadora, porque _Consentimiento_ tocas las


grandes heridas de las sociedad y eso siempre escuece. Entre las fiestas y borracheras de esta pandilla, desde sus patéticas existencias, el espectador presencia grandes injusticias


disfrazadas de justicia. Ya lo decía Candela Peña en la presentación: “Esta función habla de lo asquerosa que es la justicia porque no siempre es justa y, a veces, está hecha para el que la


incumple. El poder de la palabra de un abogado puede llevarse al huerto un montón de cosas, simplemente porque la violada está borracha. Y claro luego dice que si no estaba triste. Es como


lo que salió de _La manada_. Yo creo que la justicia en este país es absolutamente conservadora y machista”. Candela Peña comparte protagonismo rodeada de actores de la talla de María


Morales, Jesús Noguero, Clara Sanchis, Pere Ponce, David Lorente y Nieve de Medina. Un equipo que regala un puñado de maravillosas y creíbles interpretaciones dirigidas por Magüi Mira y


arropadas por una peculiar escenografía firmada por Curt Allen Wilmer que presenta un espacio escénico vacío dominado por una gran pared de cajas de cartón que consolida la idea de


destrucción y ruptura de la pareja. > Los actores regalan un puñado de maravillosas y creíbles > interpretaciones Por poner un pero, a _Consentimiento_ le sobran las coreografías de


transición insertadas entre escenas, pequeños bailes que no aportan nada y que sin ellos las tres horas de representación serían menos y más llevaderas. Eso sí, la función no acaba cuando


baja el telón, el espectador no puede abandonar la historia al levantarse de la butaca. Sale con la certeza de haber asistido a una gran representación, pero con un regusto amargo que


permanecerá un tiempo revoloteando sobre su alma.