Granada se pone flamenca | ideal
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Viernes, 2 de mayo 2025, 21:59 | Actualizado 22:15h. Comenta Compartir Granada ha amanecido este viernes con el cielo encapotado y con lluvias a primera hora de la mañana. Poco antes del
mediodía el tiempo no terminaba de dar tregua. Soplaba viento, el cielo estaba gris y todo hacía presagiar que a pesar de que las predicciones decían lo contrario, las cruces de mayo iban a
empezar pasadas por agua. Sin embargo, no ha sido así. Antes de la una del mediodía, el sol comenzaba a asomar con fuerza y los plásticos que al inicio del día cubrían algunas de las cruces
premiadas por el temor a que el agua las estropeara, se quitaban para dar paso a la fiesta. El buen tiempo daba el pistoletazo de salida a una de las fiestas más queridas y esperadas por los
granadinos. Como ya ocurrió el año pasado, el Día de la Cruz se alarga durante dos jornadas. La previa, ha sido este viernes. En las primeras horas del mediodía, el ambiente festivo era aún
tímido. Aunque el 2 de mayo no ha sido lectivo, sí han sido muchos los que han tenido que trabajar. Pasadas las dos de la tarde se empezaban a ver por las calles a las primeras flamencas,
que se mezclaban con los turistas que ayer atestaban la ciudad. Los hoteles estaban casi al completo y eso se notaba y mucho en el centro de la ciudad. En los bares, también se sumaban a la
celebración. Los farolillos colgaban de muchas terrazas y en el interior muchos eran los que optaban por acompañar la comida con el sonido del flamenco y las sevillanas. A lo largo de toda
la ciudad, en el centro pero también en los barrios, más de sesenta cruces montadas por colegios, hermandades o asociaciones de vecinos ponen color al mes de mayo. En 32 de ellas, los
granadinos pueden además comer y beber, porque cuentan con barra. Este año son más barras y más horas de actividad, después de la gran acogida que tuvo la fiesta en 2024. Los acentos, como
casi siempre en la ciudad de la Alhambra, variados. En las plazas se han mezclado los turistas que no conocían la fiesta y observaban extrañados los montajes, mientras que alguien les
explicaba qué significaba el pero con unas tijeras clavadas; con las niñas ilusionadas tras desempolvar sus trajes de flamenca y las decenas de despedidas de soltero y soltera que
aprovechando el puente habían elegido nuestra ciudad para celebrar. ALEGRÍA DE PRIMAVERA Las calles han sido un hervidero de gente, aunque uno no sabía muy bien quien estaba celebrando las
cruces, quien disfrutaba de conocer por primera vez la ciudad y quien había salido a la llamada del sol y el buen tiempo. Fuese como fuese se ha respirado la alegría de esa primavera que
anuncia verano y que es siempre ganas de vivir y disfrutar. En colegios como la Presentación o la Asunción, con barras y cruces en sus patios, la tímida presencia de personas a la hora de la
comida dejaba paso a largas colas de gente esperando para pasar cuando ya eran más de las seis de la tarde. En las Mercedarias el ambiente también se iba animando a medida que pasaba la
tarde, hasta que en un momento fue necesaria la intervención de la Policía Local para regular el acceso. Y si en algún momento alguien se ha preguntado cuál era el punto neurálgico de la
fiesta para los más jóvenes, solo hacía falta acercarse al acceso por calle Duquesa al colegio mayor de San Bartolomé y Santiago o al patio del Monasterio de San Jerónimo para ver las largas
colas de chavales que esperaban para poder entrar a seguir con la fiesta. A los que vivieron las cruces de otras épocas, la imagen de estas calles céntricas les recordará a lo que ocurría
en el Campo del Príncipe cada 3 de mayo. La fiesta ha ido cogiendo músculo a medida que se ha ido yendo el sol. Ha dado la sensación de que parte de la ciudad se ha echado una siesta después
del trabajo para coger fuerza y salir a bailar. Poco a poco no cabía un alfiler por casi ningún punto del centro de Granada. En el Realejo una pareja internacional, él colombiano y ella
polaca observa las cruces con sorpresa y una joven paseaba a su perra, vestidas las dos de flamencas. Cada uno se arma el baile como más le gusta, eso está claro. La de este viernes ha sido
la primera jornada de una fiesta tan granadina como las habas y las salaillas que se han visto en los platos de muchos de los que disfrutaban de esta fecha señalada en rojo en el calendario.
Este sábado, la ciudad se volverá a poner flamenca para seguir bailando al ritmo de las sevillanas y seguir brindando por la vida. Las cruces vuelven a parecerse a esa fiesta grande en la
que la calle era más de todos que nunca y cada rincón era una fiesta. Claveles rojos, volantes y lunares para uno de los días más bonitos del año. Granada ha florecido una vez más, como
ocurre siempre cuando asoma mayo. Comenta Reporta un error Límite de sesiones alcanzadas El acceso al contenido Premium está abierto por cortesía del establecimiento donde te encuentras,
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