La autarquía española, el fracaso del proteccionismo franquista | ideal
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El catedrático de la UGR Josean Garrues explica que entre los historiadores económicos españoles hay básicamente dos opiniones contrapuestas sobre los efectos del proteccionismo en ... la
economía española durante el siglo XIX. La escuela clásica, neoliberal, cree que la intervención estatal fue perjudicial porque el país se vio obligado a comprar hierro vasco, textiles
catalanes y cereales andaluces a un precio superior al del mercado internacional, mientras que una escuela menos ortodoxa, más intervencionista, aduce que, de no haberse protegido esos
productos con barreras a sus competidores extranjeros, la industria vasca y catalana no se habría desarrollado y los latifundistas andaluces no habrían acumulado capital que invertir en
otros sectores. En lo que todos coinciden, recalca, es en que otra experiencia proteccionista española, la de la los años de la autarquía tras la Guerra Civil, fue un completo desastre y
frenó durante varias décadas la economía española. «A imitación de la Italia fascista de los años 20, Franco quería promover la industrialización en sectores clave, creó el Instituto
Nacional de Industria y fomentó la creación de empresas estatales (metalúrgicas, químicas, eléctricas...). La política autárquica fue un fiasco, un fracaso que casi llevó a España a la
bancarrota», recuerda el profesor. EMIGRANTES Y NARANJAS La Guerra Fría y la consideración de nuestro país como un aliado estratégico contra el enemigo comunista por parte de Estados Unidos
propició la salida del aislamiento político internacional de España, último reducto fascista de Europa, durante los años 50. A cambio de ayuda económica y préstamos, el 'amigo
americano' estableció sus bases militares y exigió cierta apertura económica para aterrizar con sus multinacionales en la piel de toro. «La autarquía no funcionó, entre otras cosas,
porque España necesitaba divisas para comprar materias primas para la industria. En la posguerra las únicas divisas que llegaban casi eran las remesas de los emigrantes y las exportaciones
de naranjas –indica el profesor–. Otro problema del proteccionismo es la obsolescencia tecnológica: si tengo reservado el mercado interior, no estoy incentivado a invertir en maquinaria».
Fueron años de hambre. Con el acuerdo con Estados Unidos de 1953 firmado entre Franco y el presidente Eisenhower y, sobre todo, con el desarrollo del Plan de Estabilización de 1959, se puso
fin al aislamiento de España y se inició una tímida apertura que daría lugar a los años del desarrollismo y al «mal llamado milagro económico español».