Carta a pablo salazar | las provincias


Carta a pablo salazar | las provincias

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Querido y admirado Pablo: unas líneas como respuesta a tu provocación y, con la humildad que me caracteriza, alguna reflexión sobre la importancia del optimismo, ... la esperanza y la fe


como instrumentos para una vida más feliz, acorde con tu estatus en ella. Como sabes, viene esto a cuento por tus sufrimientos injustificados sobre el devenir deportivo del Valencia C.F. y


su «seguro descenso» por el que tanto has padecido, a veces hasta irracionalmente como consecuencia de tu fervor y pasión blanquinegras. Lo digo con motivo, porque ya van al menos, no uno


sino dos o tres años en los que no me has creído la solución final, la continuidad en la Primera División. ¿Ves? te atormentaste «de balde» como decimos en mi pueblo, lo cual no sólo te


provocó un dolor gratuito sino que impidió disfrutar completamente la salvación. En la vida, Pablo, la actitud con la que enfrentamos las cosas marca una diferencia enorme. No se trata de


negar los problemas ni de vivir en una ilusión permanente, sino de adoptar una mirada que confíe en que todo puede salir bien. Ver la botella medio llena y no medio vacía, no es ingenuidad:


es inteligencia emocional. Es comprender que preocuparse antes de tiempo, cuando aún no hay motivos reales para ello, solo genera sufrimiento innecesario. ¿Es optimismo, fe, esperanza...? No


lo sé. Sí sé que vivir con esperanza y optimismo no significa cerrar los ojos a los riesgos, sino abrirlos a las posibilidades. Es entender que muchas veces, las cosas pueden salir bien, y


no tiene sentido anticipar la tragedia. Salvando las distancias, como decía el Papa Francisco al que tanto admiraste «no se puede vivir sin esperanza». Por tanto, querido amigo, Rogelio te


recomienda cambiar el ánimo para la temporada próxima y piensa, con convicción, en la batalla por acceder a los puesto de la Champions. No recuerdo dónde leí u oí, pero me quedó grabado,


«preocuparse antes de tiempo es sufrir dos veces y, en muchas ocasiones, por algo que nunca va a suceder». Antes de despedirme, quiero expresar mi alegría por el ascenso del Levante U.D. Eso


sí que es padecer. Aun así, no pudieron conmigo los nervios ni la congoja por el 1-0 y el 2-1 en Burgos. No, siempre pensé en que era remontable y me encomendé al optimismo, la fe y la


esperanza. Con todo, reconozco que sufrí. A propósito, nunca he entendido que a los chotos no os complazca nuestra subida de categoría. Finalmente, ahora sí, traslada de mi parte la


felicitación a Txema Rodíguez por la concesión del prestigioso Premio Mingote decidido por ABC. De paso, a todos vosotros por tenerlo de compañero. Así es la vida.