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Poco después de que a Amy Gray, una maestra de escuela pública de 47 años de Akron, Ohio, le robaran su bolso en enero pasado en su lugar de trabajo —un programa de habilidades laborales

para estudiantes ubicado en un centro comercial— recibió una alerta bancaria de que alguien estaba usando sus tarjetas de crédito y débito. Canceló rápidamente las tarjetas y solicitó

reemplazos. También pidió una nueva licencia de conducir y recibió una duplicada de la que le habían robado. Incluía el mismo número de identificación. Aunque en ese momento no la preocupó,

Gray recuerda que “eso resultó ser el peor problema”. Descubrió esto algunos meses después, cuando recibió una carta del Departamento de Vehículos Motorizados (DMV) de Ohio informando que su

licencia había sido suspendida debido a una orden de arresto pendiente en su nombre. La policía más tarde le dijo que una ladrona a la que habían atrapado en una tienda local les había

mostrado la licencia de Gray como identificación. Aunque la persona no se parecía realmente a Gray en la foto, dice, “le devolvieron mi licencia y la dejaron marcharse sin problemas”. Como

la policía no le creyó, Gray se vio obligada a impugnar los cargos en el tribunal. Afortunadamente, su abogado logró que los desestimaran gracias a un video de vigilancia de la tienda que

mostraba que la ladrona era mayor y tenía una constitución física y peinado diferentes a los de Gray. Le costó $2,500 en honorarios legales restablecer su buen nombre. POR QUÉ A LOS

DELINCUENTES LES ENCANTAN LAS LICENCIAS DE CONDUCIR Es una situación que muchas personas en el país tienen que enfrentar. Para la mayoría de nosotros, la licencia de conducir es la forma de

identificación que utilizamos cuando cobramos cheques o nos presentamos en un aeropuerto para abordar un vuelo. “Piensa en todo lo que haces utilizando tu licencia de conducir para demostrar

que eres tú”, dice Eva Velásquez, presidenta y directora ejecutiva del Identity Theft Resource Center, una organización sin fines de lucro que trabaja para combatir los delitos y ayudar a

las víctimas. Pero, con tu licencia, “un ladrón también puede hacerlo”. Y tener tu foto en la licencia ofrece una protección sorprendentemente limitada, agrega, “si la persona que quiere

usarla se parece mínimamente a ti”. Algunos estafadores roban las licencias originales de las personas, mientras que otros convencen a sus víctimas de subir copias escaneadas de su tarjeta a

internet como parte de una solicitud falsa de préstamo o subsidio gubernamental. En lo que se ha convertido en una tendencia preocupante, otros piratean los sistemas informáticos de las

agencias gubernamentales de vehículos motorizados y las empresas que utilizan licencias para identificar a los clientes, y roban los datos.