¿Es esto una señal de demencia?
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Esto me ha sucedido más de una vez: entro en la cocina, mi mente repasa la lista de tareas y mandados para ese día, abro el refrigerador y me doy cuenta de que he olvidado lo que estaba
buscando. Mi primer pensamiento: ¿Estoy perdiendo la cabeza? Después pienso: ¿Es esto una señal de demencia? Muchas personas tienen experiencias similares. Nuestros cerebros, como nuestros
cuerpos, envejecen. Cuando el cerebro es joven y saludable, podemos procesar con rapidez y precisión el lenguaje, formar opiniones, recordar detalles, aprender nuevas habilidades y tomar
decisiones. Pero a medida que envejecemos, el proceso biológico ralentiza esa actividad de procesamiento. Es posible que necesitemos un poco más de tiempo y concentración para aprender
aptitudes o realizar tareas complejas relacionadas con la memoria o la organización, como hacer el balance de las cuentas bancarias. Todo esto es perfectamente natural, y en la mayoría de
los casos, las personas mayores pueden realizar estas tareas sin problemas si disponen de suficiente tiempo. En cuanto a los incidentes de olvido anteriormente mencionados, no todos denotan
problemas. Los científicos solían creer que cualquier tipo de olvido se debía a un fallo en el funcionamiento del cerebro, pero ahora sabemos que los “olvidos cotidianos” —esos momentos
cuando no recordamos lo que buscábamos en el refrigerador o cuando se nos olvida el nombre de un conocido— son un aspecto adaptativo del funcionamiento normal del cerebro. Nuestras células
cerebrales tienen mecanismos que no solo promueven la memoria, sino también la eliminación de la memoria, un acto de equilibrio esencial para la salud cognitiva. En cambio, otras habilidades
mentales mejoran con la edad. Incluso cuando no encontramos las palabras adecuadas, nuestra comprensión del significado y la conexión entre las ideas puede mejorar. Podemos seguir
desarrollando nuestro vocabulario y nuestras habilidades de razonamiento verbal: nuestra capacidad de comprender conceptos expresados a través del lenguaje y de pensar de manera
constructiva y lógica. Cortesía de ALISSA RANDALL En otras palabras, los cambios cognitivos son naturales, pero el deterioro cognitivo está lejos de ser inevitable: alrededor de la mitad de
los adultos en el país creen que probablemente desarrollarán demencia, cuando solo alrededor del 15% de las personas entre 75 y 79 años experimentan incluso un leve deterioro cognitivo. Es
más, nuestras posibilidades de padecer demencia han disminuido. El porcentaje de personas de 70 años o más con demencia se redujo de un 13% en el 2011 a un 10% en el 2019, posiblemente
debido a mejoras en la nutrición y la atención médica, la educación y el estilo de vida. Pero la demencia es una realidad para muchas personas, y es importante aprender a distinguir entre
los cambios cognitivos normales y los tipos de deterioro que deberían preocuparnos. Los médicos definen el deterioro cognitivo leve como los problemas de memoria y dificultades para pensar
que tienen un impacto menor en la vida diaria, por ejemplo, perder las llaves con mayor frecuencia o necesitar concentrarse más para realizar tareas habituales. Puede ser beneficioso usar
herramientas simples como ganchos para las llaves junto a la entrada, agendas para planificar actividades y listas de tareas, y los síntomas a veces no evolucionan o incluso mejoran con el
tiempo. Pero alrededor de un tercio de las personas con deterioro cognitivo leve desarrollarán demencia en un plazo de cinco años, por lo que es importante que te comuniques regularmente con
tu médico. La demencia es un término genérico que se utiliza para describir un deterioro significativo del pensamiento, la memoria y el razonamiento. La enfermedad de Alzheimer es la forma
más común de demencia en las personas mayores de 65 años y representa del 60 al 80% de todos los casos. El Alzheimer tiende a desarrollarse gradualmente, empieza con problemas menores de
olvido y evoluciona a problemas con la memoria y el razonamiento que afectan el funcionamiento diario. (Perder las llaves del auto en la casa es un hecho común, pero perderte mientras
conduces a casa por una ruta que usas habitualmente puede ser motivo de preocupación.) Con el tiempo, las personas comienzan a exhibir cambios de humor, mayor confusión y pérdida de la
memoria. Pueden mostrarse inquietos y empezar a deambular. Por último, las personas que padecen demencia grave ya no son capaces de comunicarse de manera coherente, y necesitan ayuda con
todos los aspectos del cuidado personal.